Sin embargo hay que analizar de donde viene todo esto, porque antes de la caída del precio del petróleo, del hueco fiscal, antes de la influenza, antes de la disolución de LyF ya había señales de que este país no iba por buen rumbo.
Desde el sexenio de Fox la burocracia comenzó a aumentar a un ritmo híper acelerado, se crearon secretarias por doquier, se abrieron puestos en las ya existentes a tal grado que ahora en el 2009 el erario público mantiene a 47 mil 495 plazas en toda la administración pública, y estos solo son los funcionarios de élite. Ningún impuesto alcanzará a pagar sus sueldos si año con año se siguen incrementando los salarios y abriéndose nuevas plazas.
Y pues claro... como no se van a bajar el sueldo ni a reducir plazas en un número significativo, Calderón y Cárstens propusieron un presupuesto de ingresos donde se creaba un nuevo impuesto para ayudar a los pobres, se le aumentaba 2% al ISR, 2% al IVA y un nuevo impuesto para las telecomunicaciones. Y donde quedó el presidente del empleó, el de las manos limpias, el que iba a quitar la tenencia, se convirtió en el presidente de los discursos, del desempleo, de la supuesta lucha contra el narco y ahora de los impuestos.
Mi lado egoísta piensa que porque tenemos que ayudar nosotros a los pobres, que los ayude el gobierno, esa entre muchas otras es su función, además la pobreza en México ha sido otro índice que se ha incrementado a ritmo acelerado en los últimos 3 años, pero no los utilicen de excusa para perjudicar a la ciudadanía con otro impuesto más.
De la disolución de Luz y Fuerza mejor ni hablamos, ya muchos se tragaron el cuento de que fue lo mejor, de que era una empresa ineficiente, y que los trabajadores gozaban de muchos privilegios que para el resto de los empleados ajenos a LyF se conocen como prestaciones, pero claro Calderón los llama privilegios porque el junto con miles gozan de mayores.
Tampoco puedo decir mucho de lo que los diputados hicieron por nosotros, el PRI nuevamente doblo las manos se alió con el PAN y mandaron al Senado un paquete fiscal no muy diferente al propuesto por el ejecutivo. Quienes pensábamos que ahora veríamos a un PRI renovado nos percatamos que ambos partidos tienen el mismo esquema de anteponer sus intereses a los de la ciudadanía.
Lo único que nos resta es esperar que el Senado rechace la propuesta, ya sea por miedo político ante la inconformidad tanto de empresarios como de la población en general o porque realmente analicen las afectaciones que esto tendría: Reducción del flujo de efectivo, pérdida de empleos, poca o nula inversión, malestar ciudadano, etcétera, etcétera, etcétera.